viernes, 31 de octubre de 2014

ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA

Administración Científica para Taylor

Según Taylor, fundador de la administración científica, la organización y la administración deben necesariamente estudiarse y tratarse de forma científica y por consiguiente debe estar debidamente planificada, evitando en todo momento caer en el empirismo y la improvisación puesto que estas últimas se opondrían de forma radical al carácter meramente científico que propone.
Sus primeros estudios acerca del tema se orientaban principalmente hacia el trabajo del obrero –por su primer contacto con los problemas sociales y empresariales derivados de la Revolución Industrial–, su premisa era partir siempre del nivel más bajo del proceso de producción, de esta forma se podía mejorar la productividad del obrero mediante la aplicación de técnicas de racionalización y perfeccionamiento del trabajo.
Para cumplir con su primer objetivo propuso la aplicación de métodos científicos estandarizados que logren un mayor control de las operaciones de producción.  Los empleados debían gozar de buenos salarios, puestos de trabajo que reúnan condiciones adecuadas, capacitación y procurar establecer un ambiente positivo entre los trabajadores y la administración; todas estas premisas debían, según Taylor, derivar en un mejor desempeño del obrero que eleve los estándares de producción.
Posteriormente, y con la experiencia anterior tuvo un enfoque más general y amplio con respecto a la empresa, señaló que la racionalización del trabajo operativo debería estar debidamente sustentada y apoyada por una estructura general de la empresa que permita establecer una coherencia en la aplicación de sus principios.
A pesar de que Taylor tenía ahora ese enfoque general no descuidó su primera preocupación que era la de darle la debida importancia a la labor del obrero.
Con respecto al tema del ocio en el trabajo por parte del obrero, Taylor propuso aplicar la administración científica (la cual debiera ser 75% analítica y 25% usando el sentido común) de manera gradual, al mismo tiempo se debería intensificar el ritmo de trabajo con el fin de buscar la eficiencia; todo esto requería de un plazo promedio de cuatro a cinco años.
Taylor al proponer una metodología sistemática en el análisis y solución de los problemas visto de abajo hacia arriba y al hacer un análisis completo del trabajo, se constituyó en uno de los principales referentes en lo que se refiere al campo de la organización y la planeación.
Para Taylor la administración científica supone una combinación globalizada que proponga en primer término a la ciencia en desmedro del empirismo, la armonía en contraposición con la discordia, la cooperación al individualismo, el rendimiento óptimo en vez de una producción mediocre y el desarrollo de cada individuo por alcanzar niveles de eficiencia acordes con los intereses de la empresa.
Los principales elementos que se deben aplicar a la administración científica deben de partir en primer lugar del estudio de tiempos y estándares de producción, supervisión funcional, estandarización de herramientas e instrumentos, planeación de tareas y cargos, principio de excepción, utilización instrumentos economizadores de tiempo, fichas instructivas, incentivos a la ejecución eficiente de tareas y diseño de una rutina de trabajo.  Teniendo como base estos elementos se puede buscar el máximo nivel de prosperidad tanto al empleado como al patrón y uniformizar los intereses entre ambos, esto último se constituye como uno de los principales fines de la administración.
Al contrario de lo que piensan muchos, Taylor señala que los intereses de los trabajadores como de los dueños de la empresa no tienen que ser necesariamente antagónicos ni diametralmente opuestos sino más bien lo más comunes posibles de esta forma se logra tener el equilibrio necesario para que una empresa pueda ofrecer al trabajador salarios más altos y el empleador pueda manejar menores costos de producción, lo que a la larga termina beneficiando tanto al empresario, al obrero, como a los consumidores finales, por la reducción de dichos costos que casi siempre son cargados hacia ellos.
Para Taylor los principios de la administración científica deben centrarse principalmente en la planeación, preparación, control y ejecución.
En la planeación su busca sustituir la improvisación por la ciencia, mediante la preparación se hace la selección científica de los trabajadores tomando como base sus aptitudes.
Con el control se trata de que se haga un seguimiento y se cerciore e lo que se está ejecutando; y por último con la ejecución se busca distribuir de manera diferencial las responsabilidades para un trabajo debidamente disciplinado.
Adicionalmente propone otros principios como el estudio del trabajo de los obreros, descomponiéndolo y cronometrándolo para reducir y si fuera posible eliminar movimientos inútiles.  El estudio del trabajo antes de establecer como se realizará, con esto se logra una mayor eficiencia y productividad al momento de la ejecución del trabajo.  La selección científica de cada trabajador para que de acuerdo con sus aptitudes le sean asignada tareas afines.
De igual manera otros principios de la administración científica proponen: entrenar adecuadamente a los obreros; darles atribuciones precisas, especializarlos y entrenarlos en la preparación y control del trabajo; planear la producción estableciendo premios e incentivos cuando se alcancen o superen los estándares previstos; estandarizar instrumentos, materiales, maquinaria, es decir todo lo que interviene en el proceso productivo; dividir proporcionalmente la ventajas que se logre con la racionalización; controlar la ejecución del trabajo y mantenerlo en niveles óptimos, clasificar de manera práctica y sencilla equipos, procesos y materiales que se usarán o que se producirán para facilitar su uso y manejo.
En síntesis, Taylor se constituyó en el primero en postular una teoría de la administración basada en la ciencia, dejando de lado los antiguos parámetros administrativos.  Su planteamiento es aún válido puesto que temas como la importancia que tiene el obrero dentro de la empresa, la racionalización del trabajo de los mismos y la eliminación de horas desperdiciadas en el ocio, la propuesta de crear incentivos por cubrir la producción prevista son temas perfectamente aplicables a nuestra realidad.  Puesto que hoy en día el interés fundamental del trabajador es el aspecto económico el otorgar incentivos aumenta la motivación y por consiguiente las ganas por trabajar trayendo como consecuencia directa una mayor producción y una importante mejora en la calidad del producto terminado.
Finalmente, Taylor recibe algunas críticas con respecto a su novedoso enfoque científico de la administración, una de ellas sería que con la superespecialización el hombre se mecaniza y pierde algo de criterio, el hombre es tomado de manera muy material, es decir como un componente más de la maquinaria industrial y por último se le critica el enfoque incompleto que tiene en lo que se refiere a la organización formal.

Bibliografía:

CHIAVENATO, Idalberto.  Introducción a la Teoría General de la Administración, Quinta Edición.  Editorial Mc Graw Hill Interamericana S.A.

TAYLOR, Frederick W.  Principios de la Administración Científica, Trigésima Impresión.  Editorial Herrero Hermanos Sucs. S.A.

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